Perú… Cansados, Confiados y Profundamente Agradecidos
Otro viaje a Perú …
Temprano en la mañana del lunes 28 de junio a las 7:30 am, después de la segunda semana de “Predicación misionera” aquí en Green Bay, abordé un avión para el viaje a Lima, Perú. Fue un vuelo largo. Use dos mascarillas, un protector facial de plástico como el que usa un soldador, durante todo el vuelo. Solo sirvieron bocadillos. Después de la aduana y la revisión de inmigración, salí al frío, lluvioso, temprano en la mañana, a las 3:00 a.m. El administrador de la casa de pacientes en Lima me recibió y me llevó a tomar un taxi que me esperaba. Una vez en la casa tomé café caliente, dormí 2 horas, y me prepare para ver al Monseñor del Vicariato de San José del Amazonas. El estaba en la casa de profesores de secundaria de su orden, los claretianos españoles. Hablamos de la Pandemia y la trágica muerte de 23 médicos en el hospital gubernamental de Iquitos. Otro sacerdote médico, el padre Raymundo, originario de la isla de Malta y fundador de un hospicio para pacientes moribundos con VIH, y el obispo trabajaron en conjunto con grupos comunitarios, encabezaron una manifestación y desfile para recaudar fondos para la compra de generadores de oxígeno para los hospitales de Iquitos en Sta. Clotilde. Ambos fueron recompensados por sus esfuerzos con una llamada del Gobernador de Loreto, región en la que se encuentra Iquitos. Les recomendó severamente que no se lanzaran a la acción política. El obispo respondió directamente al Gobernador diciendo que la iglesia ha estado practicando medicina desde 1954 en el río Napo y está feliz de colaborar con otras necesidades.
Más tarde, ese mismo día, comencé a trabajar con las escrituras de nuestra casa de pacientes en Lima para poder transferirla a la diócesis local. El “Registro Público” es un gran edificio burocrático en el centro de Lima. Nos paramos en una fila que daba la vuelta a toda la cuadra, bajo la lluvia y el frío solo para que nos dijeran después de una hora que estaban cerrados por el resto del día.
Esa noche, el Dr. Brian Medernach, presidente de PANGO, llamo una junta ejecutiva del hospital de Sta. Clotilde, convocó una reunión con nuestro administrador en Lima, el intercesor de pacientes y el encargado de mantenimiento. Tres horas de conversación productiva nos dejaron seguros de que podríamos seguir ofreciendo alojamiento y acompañamiento a los pacientes de Sta. Clotilde y otras partes del vicariato quienes son referidos a hospitales especializados en Lima. ¡Esa necesidad es muy grande!
Al día siguiente, Brian y yo viajamos a Iquitos, visitamos la oficina regional del Colegio Médico del Perú en Iquitos. En la entrada del edificio se exhiben las fotos de los 23 médicos que fallecieron durante los primeros días de la Pandemia. El “Nuevo” Hospital de Iquitos ha estado en construcción por más de 5 años. La construcción a menudo se detiene por falta de fondos. Solo se ve un esqueleto de madera. NO se ha comprado ningún tipo de equipo médico.
Al día siguiente viajamos desde Iquitos, por agua, hasta Sta. Clotilde, río arriba del Napo donde fuimos recibidos por todo el personal del hospital, profesorado del bachillerato, amigos y vecinos. Una cálida recepción seguida de una buena comida a base de pescado frito y fruta. Los siguientes días estuvieron llenos de conversaciones con pacientes, médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, farmacéuticos, personal de mantenimiento, pilotos de río y cuidadores de los botes y motores que nos permiten llegar a las 110 comunidades.
El personal médico está dirigido por un obstetra español jubilado cuyo conocimiento médico es amplio y profundo. Cuida personalmente a los pacientes y acompaña a los médicos jóvenes con su confianza y disponibilidad continua siempre que se necesita ayuda. El les enseña mientras están tratando a los pacientes. Las enfermeras tienen confianza cuando lidera las “rondas”. Su liderazgo es genuino, personal y bien fundamentado en sus estudios y experiencia. Los pacientes son tratados con respeto y experiencia. El hospital está limpio, la cocina es agradable y las comidas están bien preparadas con alimentos locales … no hay productos enlatados. Hay tres nuevas Hermanas de enfermería de un destacado hospital de Lima, la “Clínica Tessa”. Ese hospital también patrocina una escuela de enfermería y pronto los estudiantes de enfermería se incorporarán a Sta. Clotilde.
El último día se centró en entrevistas personales y observación de la recepción diaria de nuevos pacientes y la atención de los pacientes hospitalizados. Una reunión final con todo el personal fue muy alentadora. Existe un sentimiento general de confianza y orgullo en el Centro de Salud de Sta. Clotilde. La bienvenida calurosa y el cuidado personal permiten que los pueblos indígenas se sientan bienvenidos y confíen en su cuidado.
Se identificaron muchas ideas nuevas para mejorar, como la contratación de nuevos médicos jóvenes. Tres médicos jóvenes sirven dentro del sistema de Sta. Clotilde en el hospital central y 15 clínicas más pequeñas periféricas, todas las cuales ahora pueden comunicarse mediante un sistema Wi-Fi especialmente dedicado, instalado y cuidado por el ingeniero Leo Liñan, de la Universidad Católica de Lima.
Regresamos cansados, pero confiados y profundamente agradecidos por la oportunidad de renovar el contacto directo con el personal, la comunidad local y el Vicariato. Los días venideros parecen más brillantes.
Fr. Jack MacCarthy