Aprendiendo a Desear los Sacramentos
Ahora que el nuevo año ha comenzado, estoy pensando en la celebración de los sacramentos que toman lugar durante la Cuaresma y la Pascua. Muchos niños se han estado preparando para su Primera Reconciliación y su Primera Comunión. Nuestros maestros de Formación en la Fe han estado ayudando a los niños, que son en su mayoría de 8 a 9 años de edad, a prepararse. Su preparación no es simplemente enseñarles a conocer los Sacramentos, sino más importante ensenarles a desearlos.
Los Sacramentos de la Iglesia son momentos especiales por medio de los cuales demostramos nuestro deseo de una relación más profunda con Dios y una mejor relación con las personas que nos rodean. Ese es lo que Dios desea, también! Por lo tanto, no solo evaluamos la preparación del niño basados en lo que a aprendido. También queremos ver su deseo de recibir a Jesús. Necesitamos ayudarlos a anhelar aún más y hacer crecer su amistad con Dios.
Sin duda, un niño de ocho o nueve años de edad se beneficiará aprendiendo El Padre Nuestro, El Ave María, El Gloria a Dios, El Credo de los Apóstoles, las respuestas utilizadas durante la misa y El Acto de Contrición. Debemos saber que nuestros hijos pueden aprender las diferentes oraciones y ritos, y ayudarles a alcanzar un nivel mas alto de entendimiento. A través de estas oraciones y respuestas queremos que se sientan fuertes y estén seguros acerca de su rol en la comunidad de fe.
Sin embargo, tenemos algunos niños y adultos que tienen una capacidad disminuida para aprender y memorizar cosas. Por ejemplo, muchos de ustedes conocen a mi hermana María. Ella pronto tendrá 36 años. En 1994, cuando ella tenía 13 años, recibió su Primera Comunión en la Misa de Acción de Gracias justo después de que yo fui ordenado sacerdote. Mi hermana había sido preparada por mi tía Dorothy. María no sabia todas las oraciones, pero sabia algunas. No entendía muchos detalles sobre la Eucaristía. Pero, lo que María demostró fue un fuerte deseo de pertenecer y participar en el Cuerpo de Cristo. Ella deseaba ser parte de la comunidad. Ella cree tan profundamente como cualquiera que está recibiendo el Cuerpo de Cristo. María demuestra que los Sacramentos no son sólo saber, sino más bien el deseo y el pertenecer a una comunidad. María quiere participar en la Eucaristía todos los domingos y recibir la comunión. Esto es lo que es más importante para todos nuestros hijos.
Cada vez que participamos en la Eucaristía y recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo estamos testificando nuestro deseo de pertenecer. Renovamos nuestro compromiso de ser lo mejor que podemos ser y ayudar a la comunidad de fe a crecer. Enseñemos a nuestros hijos y recordemos que pertenecer a la familia de fe y participar tomando la comunión son el fundamento del Cuerpo de Cristo.
Pr. Andy