Autor: Aidee Boesen

Abril es el Mes de la Prevención del Abuso a Menores. El abuso a menores no es sólo la preocupación de aquellos que son abusados o que están haciendo el abuso. Es un problema comunitario que nos afecta a todos. Los niños que están heridos, aislados, y mentalmente o físicamente atormentados pueden ser nuestros vecinos. O vivirán en nuestros vecindarios como adultos.

Abril es el mes para la prevención del abuso a menores. Ya estamos a mitad de mes. No he visto ninguna publicación sobre esto recientemente. Por supuesto, puede que no los haya visto. Sin embargo, todos haríamos bien en estar atentos, elevar nuestra conciencia y la de los demás, y tal vez, tener una conversación apropiada para la edad con su niño(a) con respecto al abuso físico, verbal o sexual.

En una nota más positiva con respecto a los jóvenes, tenemos un número de niños que están completando sus preparativos para recibir la Santa Comunión por primera vez. Hacemos bien en celebrar el inicio de una oportunidad de toda la vida para comulgar con el Señor y entre nosotros. La primera vez es importante porque es la primera de muchas veces. ¿Correcto? No dejes que sea la “primera” de solamente unas cuantas comuniones en la vida de ese niño. Necesitamos a la próxima generación de aquellos que se esforzarán por contribuir a la comunión de toda nuestra comunidad de fe y más allá. Necesitamos a la próxima generación de aquellos que buscarán la unidad en sus vidas en casa, en el trabajo y en otros lugares. Que se inspiren en la unidad que celebramos y buscamos en la Eucaristía. Dios desea que seamos uno en el corazón y la mente, unidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Sigamos produciendo generación tras generación de creyentes que avanzan hacia ese objetivo de la unidad que es la meta de Dios para nosotros.

Una vez más, mientras escribo este artículo, las noticias están llenas de historias de tiroteos masivos e otra violencia. Anoche hubo un tiroteo en Indianápolis. Ocho personas fueron asesinadas. El domingo pasado fue el asesinato de un hombre a manos de la policía durante una parada de tráfico en Minnesota. Nuestra propensión humana, o hábito, o incluso deseo hacia la violencia como un intento de expresar ira, o resolver conflictos, o… es un fracaso. Para las personas de fe, la violencia es lo opuesto a lo que Jesús nos enseñó. Punto.

Paz, P. Andy