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Autor: Aidee Boesen

Profundamente Triste y Profundamente Preocupado

¡Felices Pascuas! Y, a aquellos que tienen una devoción a Jesús como La Divina Misericordia, ¡que estos días de devoción y oración les ayuden a ser conscientes de la gracia y la misericordia de Dios!

Al escribir estas palabras, casi diez días antes que ustedes las leen, necesito que sepan que estoy profundamente triste y profundamente preocupado por la terrible violencia que ha ocurrido en las últimas semanas. Ayer, 31 de marzo, hubo otro tiroteo masivo. Ocurrió en Orange, California, dentro de un complejo empresarial. Cuatro personas murieron, entre ellas un niño de 9 años que murió en los brazos de su madre. Desde el tiroteo de Atlanta, Georgia, el 16 de marzo, en el que murieron 8 personas, ha habido 20 tiroteos masivos. Cada incidente no resultó en muertes, pero en varios casos entre 7 y 10 personas resultaron heridas. En total conté 118 personas baleadas en esos 20 tiroteos, la mayoría resultaron heridas y algunas murieron.

Si piensas, “esa pobre gente”, y no piensas que “ellos” son “nosotros”, entonces te equivocas. Somos criaturas de Dios, todos nosotros. Ya seamos pacíficos o violentos, y la mayoría de nosotros podemos nombrar momentos en los que hemos estado en ambas posiciones, debemos reconocer que las reacciones violentas requieren nuestra respuesta. Debemos actuar por el bien, por la paz y la reconciliación. ¡No podemos esperar!

Cuando Jesús se levanta de entre los muertos, entre sus primeras palabras están: “La paz esté contigo”. Necesitamos recibir su oferta y extender esa oferta a los demás. Con demasiada frecuencia estamos dispuestos a responder a una traición con venganza y violencia. Jesús es nuestro modelo. Él responde con perdón y paz. Como seguidores del Cristo, no seamos persuadidos por aquellos que enseñan venganza y represalias, ni nos animen a responder a la violencia con igual o mayor violencia. Que la violencia y la ira encuentren un fin en nosotros. ¡Lo detenemos! No dejamos que las olas violentas sigan rodando.

Más bien, a medida que la piedra de la tumba de Jesús retrocede para revelar una nueva vida, que nuestra tranquilidad, nuestra elección para la reconciliación y la sanación sea la dinámica más poderosa para que todas las personas se encuentren.

¡LA PAZ ESTÉ CON TODOS! Paz, P. Andy