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Autor: Aidee Boesen

Propósito: Ser Afectado, Cambiado y Transformado

El fin de semana del Domingo de Ramos recordamos con PROPÓSITO. El propósito es ser afectado, cambiado y transformado por los acontecimientos de toda la vida de Jesús, incluidos los últimos días de su vida terrenal. Cada personaje de la Pasión de Cristo es un posible representante de cada uno de nosotros.

Los apóstoles, el dueño del potro/burro, la familia en cuya casa Jesús y los discípulos comieron su comida de Pascua, los miembros de la multitud que recibió a Jesús a Jerusalén, Judas, la multitud con palos que buscaban la detención de Jesús, el joven que huyó desnudo del jardín en Getsemaní, los sumos sacerdotes, los ancianos, los escribas y los líderes religiosos judíos, los siervos que nombraron a Pedro como uno de los seguidores de Jesús, Poncio Pilato, la esposa de Pilato, Barrabás, el rey Herodes, Simón el Cireneo, los hombres que clavaron a Jesús en la cruz, la multitud que vio morir a Jesús, el Centurión Romano, las mujeres que siguieron a Jesús a su crucifixión, José de Arimatea, María la madre de Jesús… y tantas otras personas a través de cuyos ojos y oídos podemos entrar en la historia de la vida de Jesús, en su Pasión y en su muerte. A través de la semana santa vamos a querer entrar en su historia de triunfo sobre la muerte, sobre el rechazo de tantos y la violencia que experimento.

El cristianismo adopta del judaísmo la poderosa actividad de recordar el pasado con el propósito de sentirlo, conocerlo y experimentarlo en el presente. Así como los judíos recuerdan la Pascua, los cristianos recordamos el sacrificio de amor que Jesús nos dio a través de la Eucaristía. Eligió permanecer fiel a sus palabras, acciones y relaciones, así como al amor, la sanación y el perdón que ofreció a tantas personas. No se retractó de una palabra o acción para salvarse. En cambio, dijo que dejaran que su vida fuera testimonio de los pobres, los oprimidos, los pecadores, los hambrientos, los sedientos, los encarcelados, los enfermos… sus hermanas y hermanos. ¡Su lealtad a ellos y a nosotros es IMPRESIONANTE! Él salva a todos, no sólo muriendo, sino viviendo con integridad, por fidelidad a las demandas el amor.

“Hagan esto en conmemoración mía,” es una invitación a recordar y ser cambiado por la vida ENTERA. En la Eucaristía recordamos y declaramos nuestro compromiso con nuestro AMÉN al Cuerpo y la Sangre de Cristo, para que también seamos personas de integridad. ¿Cómo le va con esto?

Paz, Padre Andy