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Autor: Aidee Boesen

Barreras Para La Paz y La Unidad

Al comenzar la temporada de Cuaresma con la nueva experiencia de las cenizas espolvoreadas sobre nuestras cabezas en lugar de una cruz marcada en nuestras frentes, ¡preparémonos para algo NUEVO! La conversión, el cambio, la nueva dirección, la renovación, la transformación, etc., para los cristianos, significa que deseamos llegar a ser mejores ejemplos de Cristo. La invitación de Dios en Jesús a la participación plena en el Reino de Dios, debe ser igualada por nuestros esfuerzos por vivir con mayor bondad, honestidad, caridad y generosidad.

En la vida actual, esto significa que debemos cesar con los chistes racistas y las palabras y frases degradantes dirigidas a los demás debido a la raza, el género o debido a la orientación sexual, etc. El mensaje cristiano no aprueba las palabras o acciones discriminatorias o que abusan del poder utilizadas por los supervisores o compañeros de trabajo. El habla por el internet, también, debe ser purificada. Somos demasiado rápidos para llamar a alguien un nombre malo o racista debido al relativo anonimato de Internet.

Que este tiempo de Cuaresma comience una vida en la que seamos más rápidos a perdonar y igualmente rápidos para pedir el perdón. No debemos dejar que las diferencias traigan división. Dios creó a todas las personas con identidades únicas, y al mismo tiempo con la misma dignidad o valor. Debido a que pertenecemos al Reino de Dios, debemos llegar a reconocer cómo estamos más unidos por nuestro Creador, que estamos divididos por cualquiera de nuestras diferencias que también son creadas por Dios.

Los pecados del racismo, los prejuicios, la discriminación injusta, el sesgo de género, la discriminación por edad, el sexismo, etc. no tienen cabida en nuestras vidas cristianas. No hay justificación para ese pensamiento divisivo, ni acciones racistas, ni actitud racista en general. Una vez más, Jesús es nuestro ejemplo. En el corto período de ministerio público descrito en los Evangelios, Jesús interactuó con muchas personas diferentes. Al hacerlo, demostró la amplitud del abrazo de Dios.

Los apóstoles de Jesús mismo y las primeras comunidades eclesiásticas continuaron esa divulgación a medida que difundían la Buena Nueva a tierras lejanas entre romanos, griegos, etíopes, indios, otros africanos, otros
europeos y otros asiáticos y más allá. En poco tiempo, el mensaje cristiano había sido compartido ampliamente, e INCLUIDO muchos y diversos pueblos. No debemos permitir que los movimientos divisivos, el discurso discriminatorio o cualquier forma de condena basada en la raza, la etnia, el género u otras características distintivas se apoderen de la caridad y la inclusividad del mensaje cristiano.

Que este tiempo de Cuaresma sea recordado por las barreras a la paz y a la unidad que hemos identificado y superado.

Paz, Padre Andy