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Autor: Aidee Boesen

La Sagrada Familia

Este fin de semana celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia. El amor de María y José y los sacrificios que hicieron el uno por el otro, incluso antes de que Jesús naciera, son especiales y valiosos en la memoria de la Iglesia. Ambos se encontraron con sorpresas mientras que avanzaban hacia el matrimonio. Se adaptaron. Demostraron que ambos estaban llenos de gracia y que el Señor tenía una misión para ellos: (“¡El Señor está con ustedes!” = Misión).

Por supuesto, Jesús nació y maduró mientras que aprendía de sus padres. También aprendió de sus amigos y asociados. Jesús era como nosotros en que oyó y vio a muchas personas e interacciones cuando era niño. Tenía que aprender y discernir de ellos. Seguramente, incluso cuando era niño vio a la gente maltratarse unos a otros, fue testigo de racismo y discriminación, oyó chismes y groserías, vio a las autoridades romanas oprimir al pueblo de Israel, y muchos otros ejemplos de engaño, maldad y violencia. También vio actos de generosidad y sacrificios de amor y fue testigo de expresiones de amor y ternura de sus padres y de la comunidad más grande. Observó la fe del pueblo en Dios. También aprendió de estas experiencias.

Es importante reconocer que Jesús no se convirtió en una persona engañosa, chismosa, racista y violenta, a pesar de ver y escuchar tales cosas en su juventud. Y no podemos justificar nuestras fechorías con la excusa de que tuvimos una juventud difícil y escuchamos y vimos cosas malas. Jesús es nuestro modelo. A pesar del ambiente más grande en el que creció, eligió lo bueno, lo amable, lo amoroso y lo santo.

La celebración de La Sagrada Familia es un recuerdo de Jesús, María y José, POR LO QUE podríamos inspirarnos por su santidad. Cuántas veces María y José tuvieron que decirle a Jesús: “Lo que viste hoy (u oíste hoy) no es lo que queremos que seas. Queremos que seas amable y honesto”. Eso es lo que hacen los padres. Ayudan a sus hijos y jóvenes a interpretar el mundo en el
que viven. Los niños no tienen la experiencia ni el lenguaje para llegar a conclusiones precisas sobre todo lo que encuentran. Por ejemplo, es por eso que no dejamos que un niño de cinco años solo vea una película violenta, o una película de terror. No saben interpretar la realidad desde el punto de la fantasía.

Que nuestras familias estén llenas de gracia, y que el Señor este presente (¡tenemos una misión!). ¡Que la Sagrada Familia de Jesús, María y José sea una inspiración para todos nosotros!

Paz, Padre Andy