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Autor: Aidee Boesen

Es Jesús Su Ejemplo Principal?

Si Jesús es nuestro ejemplo, ¿por qué hay tanta división e incluso odio entre aquellos que se dicen ser Cristianos? Tal vez, Jesús no es el modelo principal para aquellos de nosotros que estamos pensando y experimentando sentimientos tan duros en contra de nuestro “vecino” o “hermana/hermano”.

Cuando éramos niños solíamos ponernos disfraces o crear personajes usando ciertos tipos de ropa. No hicimos esto sólo para Halloween. Creábamos obras de teatro, y actuábamos nuestros propios dramas, historias y mundos de fantasía. Jugábamos a la “tiendita” y fingíamos vender zapatos a los clientes. ¡Incluso jugamos a la “iglesia” y actuamos como que estábamos en misa! A veces, cuando nos vestimos con ropa especial queríamos que nuestros padres u otros nos vieran, o queríamos vernos en el espejo. Nos gustaba ponernos adelante del otro para ver o para que nos vieran. Queríamos “modelar” nuestros personajes para los demás.

Sin ser conscientes de esta dinámica, estamos constantemente demostrando nuestras propias vidas, nuestros puntos de vista, nuestras opiniones y nuestras creencias como un modelo para que otros lo emulen. También estamos observando a otros para ver qué tipo de modelo pueden ser para nosotros, y terminamos haciendo ajustes o cambios a consecuencia de lo que aprendemos. Esta es una actividad implacable. Una vez más, es una actividad de la que en su mayoría no somos conscientes. Como cristianos, debemos llegar a ser conscientes y estar alerta para ser un ejemplo explícito de Cristo para el mundo.

Jesús nos propuso que seamos más conscientes de su ejemplo hace mucho tiempo, cuando dijo: “Amen los unos a los otros como yo les he amado”. San Pablo en sus cartas pide repetidamente a sus oyentes y lectores que lo imiten mientras él, Pablo, imita a Cristo. Una vez más, muchos de ustedes me dirán que de hecho Jesús es su modelo a seguir. ¡Excelente! Sin embargo, tengan en cuenta que decir que es tu modelo y vivir como si fuera tu modelo, no son lo mismo. ¡Debemos VIVIR vidas parecidas a Cristo!

No ser consciente es permanecer atrapado en la trampa de los celos, la envidia, la avaricia y la codicia. Perdemos de vista la invitación de Jesús a ser amorosos, perdonadores, misericordiosos y compasivos como Dios. En cambio, trabajamos y usamos nuestro tiempo no sólo para ganarnos la vida, sino más bien para tener más que nuestros vecinos que se han convertido en modelos para envidiar. Enseñamos a nuestros hijos no tanto como ser semejante a Cristo, pero como ser más exitosos y famosos que los hijos de los vecinos.

Que Jesús y su amor sean nuestro modelo. Entonces, la envidia y la avaricia no lo serán más. ¡Amén!

Paz, Padre Andy