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Autor: Aidee Boesen

Recordemos a los que Padecen Enfermedades Crónicas

La preocupación por el nuevo coronavirus (COVID-19) que amenaza la salud de las personas en todo el mundo me ha hecho pensar más en las personas que viven con enfermedades crónicas y duraderas. ¡Invito a todos a orar y prestar atención a aquellas personas que enfrentan enfermedades y discapacidades CADA DÍA! por mucho tiempo.

Nuestros seres queridos y amigos que tienen enfermedades o discapacidades crónicas deben vivir con una conciencia sobre su salud sobre lo que muchos de nosotros no pensamos. Las personas con diabetes deben controlar sus niveles de azúcar todo el tiempo, a veces necesitan inyecciones de insulina. Las personas que han recibido trasplantes de riñón u otro órgano siempre deben preocuparse de que el cuerpo acepte el nuevo tejido. Por supuesto, aquellos que esperan trasplantes de riñón deben usar diálisis de 3 a 4 veces por semana y así soportar un gran sacrificio y dolor. Finalmente, necesito mencionar a todas aquellas personas que han tenido
reemplazos de rodilla y cadera. La recuperación rara vez es fácil y nunca olvidan que lo reemplazado no es el original.

Luego están los que viven con enfermedades mentales. Parece que casi una vez al día me entero de otra persona que vive con depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia u otras enfermedades mentales graves. Para algunas de estas personas también debemos ser conscientes de que pueden estar muy apegadas a sus medicamentos. En el peor de los casos, las personas con enfermedades mentales intentan auto-medicarse con alcohol, drogas ilícitas o con medicamentos recetados obtenidos de manera ilegal. La enfermedad mental impulsa el deseo de alivio, pero el llamado “alivio” puede ser un problema en sí mismo, con sus propias pruebas y dolores.

Los alcohólicos, los drogadictos y los adictos al juego o la pornografía demuestran otro aspecto de las personas con discapacidad física o psicológica. Las personas adictas siempre están orientadas hacia su próxima “solución”, la próxima vez que puedan ser estimuladas por su droga o actividad de adicción. Por difícil que sea vivir y/o amar a alguien con una adicción, creemos que Dios no los abandona. De hecho, ¡los adictos que se están recuperando nos enseñan que Dios es el Dios de las 1000 oportunidades! Un deseo sincero de enfrentar y superar las adicciones, junto con un anhelo genuino de reconciliarse con quienes han herido, se convierte en el mejor medicamento posible para la curación.

Mientras oramos por los infligidos con el Nuevo Coronavirus (COVID-19), recordemos a los que padecen enfermedades crónicas, a los adictos y a los que sufren de formas desconocidas.

Paz, Padre Andy