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Autor: Aidee Boesen

Responsabilidad de fomentar la paz y mantenerla!

“Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz,” (Isaias 9,6)

¿Cómo demostramos la paz de Cristo cuyo nacimiento celebramos en Navidad? ¡Él es el Príncipe de Paz! ¿Está tu vida/mi vida orientada hacia la paz como seguidor de Cristo, como cristiano? 

En nuestra comunidad local en las últimas semanas y meses, ha habido tiroteos, apuñalamientos y terribles accidentes automovilísticos por parte de conductores que manejan a alta velocidad o no prestan atención a los demás a su alrededor. Internacionalmente, la guerra entre Ucrania y Rusia trae noticias de terrible violencia y caos tanto para soldados como para ciudadanos inocentes. Si investigamos con propósito, encontraremos que hay muchos conflictos en todo el mundo y cerca: violencia étnica de Myanmar, Yemen y Arabia Saudita,

Etiopía y Eritrea, guerras de los narcotraficantes en México, guerra civil en Siria, ¡y en las calles de los Estados Unidos de América hay violencia armada todos los días!

Y repetimos las palabras del Adviento tardío a medida que nos acercamos a la Navidad, cantamos ¡Oh ven, oh ven Emanuel! Estas palabras son una oración de regocijo en lo que ya es verdad: ¡Dios está con nosotros! También es una oración por lo que esperamos: que la presencia de Dios sea conocida entre mujeres y hombres de paz y buena voluntad. Evitemos ser engañados por aquellos que apoyan la guerra, o que glorifican y celebran cuando alguien actúa con venganza hacia los demás. Creemos que hay justicia en la venganza. Pero, ¡Dios dice que la venganza es mía! (Deuteronomio 32:35). Creo que ese texto significa que los seres humanos nunca deben ser vengativos. Si la venganza es necesaria, entonces es para el Señor. Sin embargo, si la venganza pudiera justificarse, Jesús habría tomado venganza después de su resurrección. No lo hizo. La violencia y la venganza no son parte del plan de salvación de Dios, por lo tanto, debemos evitar estas acciones.

Estoy orando mucho por la paz en nuestro mundo, en nuestra vida. ¡Que María, Madre nuestra, ruegue por la paz! ¡Que nuestra Iglesia sea testigo de la paz! ¡Que los líderes del mundo reconozcan la responsabilidad que tienen de fomentar la paz y mantenerla!

Paz, P. Andy