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Autor: Aidee Boesen

Seamos Una Comunidad Cristiana que da la Bienvenida a los Niños

      22 de enero de 2017, marca el aniversario número 44 del caso Roe v. Wade cuando la Corte Suprema dictaminó que las leyes estatales que prohíben el aborto son inconstitucionales. El tribunal mantuvo el derecho de los Estados a regular el aborto de acuerdo con la protección de la salud de la madre y la protección de la vida del niño. El tribunal también decidió que los intereses de los Estados en la protección de la vida del niño aumentan a medida que avanza el embarazo.

      Como cristianos católicos creemos en la santidad de toda vida, desde el vientre hasta la tumba. La vida universal y la vida específica de los individuos tiene sus raíces en la Voluntad amorosa de Dios para que podamos tener vida y tenerla al máximo. (Juan 10:10). La necesidad de respetar la vida es fundamental por ser seres amados por Dios y es fundamental para el respeto mutuo que todos merecen.

      Muchos creyentes nunca tendrán que enfrentar un "embarazo de crisis". Nunca enfrentarán la tentación de evitar dar la bienvenida a un niño al mundo por medio de un aborto. La mayoría de los cristianos católicos sólo se regocijarán por la noticia de que un niño ha sido concebido y pronto nacerá.

      Sin embargo, hay otros que están inseguros de su capacidad para dar la bienvenida a un bebe al mundo. Esas personas no confían en que están dispuestas a amar y cuidar a ese bebe y ayudarlo hasta que sea un adulto, con cuidado y responsabilidad. No hacen una elección consciente de odiar a su hijo que está por nacer. Por el contrario, debido a la debilidad, el mal consejo, la falta de apoyo del padre-cónyuge, la inseguridad sobre las finanzas, la inestabilidad emocional o el trauma de la violación o el incesto, el aborto aparece como una elección insuficiente pero al menos legal.

      La cultura que hemos creado en nuestro mundo de hoy es que hay una estrategia y un medio para evitar el estrés y las dificultades en casi todas las situaciones. Las píldoras son para evitar todo dolor, estrés y ansiedad. El aborto es para un “embarazo de crisis”. La eutanasia es para ancianos discapacitados, o personas que padecen dolor de cualquier edad. La pena de muerte es para los delincuentes a quienes no podemos perdonar, y así sucesivamente.

      Debemos enfrentar la realidad y saber que habrá sorpresas, crisis, dolor, sufrimiento y muerte en nuestras vidas. La pregunta más importante es propuesta por el teólogo Stanley Hauerwas: ¿Qué clase de gente necesitamos para dar la bienvenida a los niños al mundo?

      Para los cristianos, traer niños al mundo es un acto de fe. Actuamos con fe que seremos capaces de amar, enseñar, proteger y nutrir a estos niños para que puedan descubrir el amor de Dios en sus propias vidas y luego compartir ese amor. Actuamos con fe en cada situación, en crisis o no.

      Necesitamos ser el tipo de comunidad de fe que da la bienvenida a los bebes apoyando a familias que están en crisis durante el embarazo. Necesitamos apoyar a adolescentes, padres jóvenes, madres solteras, familias con dificultades financieras que esperan un hijo, etc.Por lo tanto, la pregunta anterior no es sólo qué tipo de madre o padre necesitan los padres para dar la bienvenida a un niño, sino qué tipo de comunidad de fe necesitamos ser.

      Mientras oramos y marchamos, protestamos y apoyamos leyes que respeten la vida, controlemos continuamente nuestros propios fundamentos morales y espirituales. ¿Estamos listos para hacer cosas extraordinarias para ayudar a dar la bienvenida a los bebes al mundo? ¿Puede la comunidad cristiana decir "sí!!!?"