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Autor: Aidee Boesen

Tradición y Recuerdo – El Propósito de Vivir

En los días finales de Adviento y al celebrar la Navidad, se nos invita una vez mas a recordar nuestro humilde origen. Hemos sido creados a imagen de Dios, se nos ha concedido la vida por el amor que Dios nos tiene. Jesús es la imagen de Dios en la cual hemos sido creados. Él es la imagen por la cual debemos vivir y formar nuestras vidas. Nuestros orígenes están enraizados en la perfección del amor de Dios, y este amor se expresa perfectamente en la vida de Jesús el Cristo. que se expresó perfectamente en la vida de Jesús el Cristo. Por tanto, recordando el humilde comienzo de Jesús, nacido de la humilde virgen María, bajo la protección y el cuidado del humilde hombre San José, estamos llamados a la humildad.

Cada una de nuestras decisiones y acciones debe basarse en dicha humildad. Por ejemplo, no debemos ser vanidosos. No debemos llamar la atención sobre nosotros mismos, excepto en la forma en que estamos dando ejemplo de la vida de Cristo. Por lo tanto, la ropa que compramos y usamos; los camiones y coches que conducimos; las casas y edificios que poseemos; las uñas, los peinados y los cosméticos que utilizamos; los sombreros y botas que usamos; las fiestas que planeamos; nuestras publicaciones en redes sociales, y la misma manera en que expresamos nuestras opiniones y pensamientos: todos deben demostrar humildad, que es como la de Cristo.

El párrafo anterior puede ser el comienzo de un examen de conciencia. En el mundo en que vivimos, como seguidores de Cristo, es nuestra humildad lo que debe llamar la atención de los demás. No nuestro estatus, riquezas, reputación ni cualquier otra manifestación de valores mundanos lo que importa, sino más bien nuestra humildad.

Ahora, hemos comenzado la segunda parte del Adviento, el Adviento II. Del 17 al 24 de diciembre, la Iglesia se prepara para la Navidad, el nacimiento de nuestro Salvador el día de Navidad. La Iglesia a menudo conmemora y celebra fiestas importantes con “octavas”. Del 17 al 24 de diciembre es la octava antes de Navidad. Del 25 de diciembre al 1 de enero es otra octava que culmina en la celebración de María como la Madre de Dios. Por lo tanto, celebramos a María dando a luz a Jesús el día 25, y su importante respuesta al llamado de Dios el 1 de enero. Hay mucha lógica en el calendario de la Iglesia.

Por supuesto, en nuestra tradición de fe, no solo contamos el tiempo y marcamos octavas, novenas, triduos y bloques de 40 o 50 días, o 40 años. Somos un pueblo que está recordando con propósito, con metas. Tenemos una larga y rica tradición que fomenta una larga y rica memoria. Toda esa tradición y recuerdo es con el propósito de vivir hoy. ¿”Vivir” de qué manera? ¡Vivimos vidas santas, felices, sanas y humildes!

Esta temporada navideña, que nuestro deseo de ser como Cristo, como comunidad de fe, sea un faro de luz en el mundo. ¡Feliz Navidad!

Paz, P. Andy