Disciplina Cristiana
El Padre Jack y yo recientemente tuvimos una conversación acerca de una tentación a la cual frecuente nos enfrentamos: el deseo de demonizar a aquellos con quienes estamos en conflicto. Estuvimos de acuerdo en que esta es una dinámica para evitar algo. Jesús el Cristo es nuestro ejemplo. Jesús permaneció en comunicación con sus oponentes y en otras ocasiones permaneció en silencio frente a sus acusaciones (ver Poncio Pilato). A menudo les daba a aquellos a quienes les había demostrado sus errores la oportunidad de recapacitar o de irse en silencio (Juan 8: 1-11). Lo que NO vemos en los Evangelios es que Jesús condena a los que se opusieron a el.
¿Y qué está pasando en nuestras comunidades locales, nuestro país y el mundo? La comunidad musulmana, por ejemplo, a veces es ignorada y marginada por las acciones malvadas de algunos que dicen ser seguidores del Islam. Si una persona que dice ser musulmana, o varias, comete un acto de maldad o violencia, a menudo han sido condenadas como "musulmanes radicales". Al mismo tiempo, no escuchamos descripciones de asesinos en serie, por ejemplo, como " cristianos radicales" a pesar de que la persona que hizo el crimen afirmo ser cristiana.
Como humanos estamos propensos a demonizar e incluso deshumanizar al prójimo con el que estamos en desacuerdo (como llamar a los inmigrantes "animales" o referirse a su llegada como una "infestación") es algo que aprendemos (¡y podemos desaprender/olvidar!) Conocer a otra persona , verla a los ojos y escuchar su historia es una forma sencilla de darse cuenta de que somos iguales, o si no somos iguales. Ya sea que nuestros antepasados huyeron para no morir de hambre o buscaban la libertad religiosa o mejor oportunidad económica, o escaparon de la violencia de la guerra, etc., ellos no fueron diferentes a las personas que llegaron a las fronteras de los Estados Unidos desde África, Asia, Europa, América Latina u Oceanía buscando escapar o tener una nueva oportunidad. No podemos llamar a otros "animal" cuando atravez de nuestra fe los conocemos como nuestro "hermano/hermana". Si bien las naciones soberanas tienen derecho a proteger sus fronteras, también deben equilibrar ese derecho con compasión por los oprimidos y los refugiados.
Ayudémonos a fomentar la disciplina cristiana de ver al otro como hermano y no como "animal" o "demonio". Solo entonces podremos tratar nuestros desacuerdos de manera adecuada y respetuosa. No debemos olvidarnos de quién es nuestro ejemplo y líder como personas de la fe católica cristiana: Jesucristo. Debemos afrontar a un hermano o hermana con actitud rebelde y que regularmente llama a otras personas usando nombres despectivos o incluso se refiere a ellos como no humanos. Los líderes nacionales, estatales y locales deben ser llamados a estándares altos para servir a todos los constituyentes, no solo a aquellos que aceptan o tienen rasgos, color de piel o etnicidad similar. Debemos exigir y aferrarnos al principio de amar a nuestro prójimo, no demonizarlo ni deshumanizarlo.
Paz, Padre Andy