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Nuestra Misión

La raíz de nuestra misión en St. Willebrord es proclamar la Palabra de Dios y servir a todos. Queremos desarrollar la fe y actividad de nuestra congregación con nuestros esfuerzos, para dar testimonio y promover el mensaje de Jesús a todo aquel que llame a nuestras puertas y a la vez compartir nuestros dones y talentos con todos.

AMAR A TRAVÉS DE LAS CULTURAS

Racismo, prejuicios, discriminación racial y violencia asociada son graves pecados contra el mandamiento del Dios de amor. Como seguidores de Cristo, tenemos una gran tarea, no solo de rechazar estos comportamientos pecaminosos, sino también promover el dialogo, la tolerancia, la aceptación y la paz.

Los más recientes hechos violentos perpetrados por la policı́a y los residentes de ciudades de Minnesota y Luisiana demuestran, que en los Estados Unidos de América, la armonı́a y la paz interracial no se ha alcanzado. De hecho, han aumentado las sospechas y tensiones entre diferentes comunidades raciales y étnicas.

¿Cómo podrı́amos hacer la diferencia y ayudar a tener una reconciliación interracial posible?

La buena noticia de Jesucristo nos enseña que Jesús vino al mundo para revelar a Dios a "todas las Naciones". Por lo tanto, aunque Jesús llegó al pueblo de Israel, también entendieron que su mensaje fue significativo y liberador para todos. Incluso para aquellos que no habı́an creı́do en Dios se sintieron atraı́dos por su mensaje de salvación y perdón.

La popularidad de Jesús entre quienes no tienen poder o estatus en la sociedad de su tiempo nos enseña que su atracción era extensa. La mayorı́a de la gente del tiempo de Jesús habı́a sido empujada a los bordes, obligados a permanecer a un lado, y fueron excluidos a favor de los que tenı́an poder. Jesús llevo a ellos y ahora a nosotros un mensaje de que Dios no mira nuestro estado mundano o nuestro poder. Dios mira nuestros corazones. Dios quiere que nos amemos unos a otros como Jesús mismo nos enseñó a amar pero sin egoı́smos.

Si nuestros orı́genes ancestrales están en Europa, Africa, América Latina, Asia u Oceanı́a, somos uno solo como hijos de Dios. Dejen que nuestra unidad como familia humana nos inspire a vernos como vecinos, o incluso como hermana o hermano. Enseñemos a nuestros niños a no descon􀏐iar de aquellos que demuestran las diferencias de unos y otros, más bien enseñarles a buscar la comprensión y el amor. Permı́tanse ser enriquecidos por la historia, cultura, raza, lengua y tradición, etc.. Aprendamos a través de cada lı́mite y obstáculo!

 

Paz, Fr. Andy