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Nuestra Parroquia Quiere Ayudar

La pobreza, la falta de hogar, el hambre, la inseguridad alimentaria, la adicción y las enfermedades mentales no tratadas continúan devastando a nuestras hermanas y hermanos en Green Bay y más allá. Como comunidad cristiana, estamos obligados a reconocer la dignidad de cada mujer, hombre y niño. Su condición mental o física y su estatus económico no afectan nuestro reconocimiento positivo de su valor.

Nuestra comunidad parroquial continúa sirviendo a los que tienen hambre, las personas sin hogar y los pobres de la mejor manera que podemos. No tenemos una comida diaria como el refugio N.E.W. Community Shelter, pero ofrecemos comida a través de nuestra despensa de alimentos los martes, nuestra distribución diaria de sándwiches, y la comida que servimos una vez por mes en el refugio. No somos un refugio como St. John Ministries o N.E.W. Community Shelter, pero tenemos personas que encuentran consuelo aquí todos los días. Algunas personas descansan o duermen en nuestros pasillos, o en la iglesia misma. Algunos se detienen para usar los baños, lavarse y cepillarse los dientes. No somos una agencia caritativa enfocada como la Sociedad de San Vicente de Paúl, pero ayudamos a las personas en momentos de crisis con facturas de servicios públicos, pagos de alquiler y otras cargas financieras. Ocasionalmente, podemos ayudar a alguien con algunas noches en un hotel, pero esta no es una forma eficiente o efectiva de remediar la falta de vivienda. Animamos a las personas sin hogar a utilizar a los trabajadores sociales en las agencias de servicios sociales para encontrar soluciones provisionales y a largo plazo.

No permitimos que la gente beba en la propiedad de nuestra iglesia. A veces la gente intenta beber y esconderlo de los demás. A veces la gente llega ya embriagada. Si nos encontramos con ellos y son irrespetuosos con los demás, o si no pueden cuidarse a sí mismos, podemos llamar a la policía. Intentamos tratar a todos con respeto y tratar de mantener nuestras interacciones tranquilas.  

Tan recientemente como la semana pasada, el jueves 16 de junio, tuve que pedirle a alguien que estaba borracho que saliera del pasillo cerca del Centro Parroquial. Hablé con él, dirigiéndome a él por su nombre, y le pedí que se fuera hasta que estuviera sobrio. Una de las otras personas sin hogar le advirtió que se podría llamar a la policía. Le aseguré que no quería llamar a la policía. Todo lo que tenía que hacer era levantarse e irse por unas horas hasta que estuviera sobrio. Se fue en silencio.

Nuestra parroquia no es un refugio para aquellos que han estado tomando sin control y llegan en estado de embriagues. Nuestra parroquia quiere ayudar a aquellos que quieren ayudarse a sí mismos. Incluso los adictos pueden llegar en un momento decisivo para el cambio y la recuperación. Esperamos ser de ayuda. Todos los días oramos por los adictos, para que puedan comenzar la recuperación o perseverar en la recuperación. También oramos por aquellos que fueron dañados por el adicto, para que puedan sanar también.

Que los pobres sean bendecidos a través de nuestras relaciones con ellos. ¡Que podamos verlos a “ellos” como NOSOTROS!

Paz, P. Andy