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JUSTICIA, RECONCILIACIÓN, Y PAZ

La semana pasada escribí sobre el pecado del racismo y algunos otros comportamientos asociados con el racismo y los prejuicios. Igualmente pecaminoso y equivocado es el pecado de la venganza.

No muchas personas hablan de venganza o de la venganza como motivación detrás de sus palabras violentas, irrespetuosas y perjudiciales ni de comportamientos hacia los demás. En el confesionario oigo en alguna ocasión: "le pegué a mi hermana," "le pegué a mi hermano", "le grité a mis padres," "dije chismes sobre mi antiguo amigo," etc. No quiero decir aquí que la venganza fue un motivo, pero creo que esto es a menudo.

Algunas personas guardan rencor por las lesiones que se produjeron en el pasado. Sin embargo, los que sienten rencor son incapaces de controlar sus deseos de venganza. Quizás, la venganza no se realiza en sólo un acto individual de violencia, pero sí, en la persona que busca venganza por una serie de pequeñas traiciones, mentiras y engaños. Este tipo de venganza crea un ambiente estresante, en el trabajo, la escuela o en nuestro entorno social.

Valor, humildad y misericordia son las soluciones para un corazón vengativo. Debemos pedir y practicar estas características con el fin de superar la poderosa atracción hacia "los desquites." Perdonar y ser perdonados con misericordia, eso nos ayudará a vencer la tentación. Con el perdón tenemos una oportunidad para terminar el ciclo de la violencia y la venganza.

Jesús es nuestro ejemplo en cada caso. Jesús fue traicionado, acusado injustamente y mal interpretado muchas, muchas veces. Aun así, no vemos nunca una muestra de tratar de buscar dañar aquellos que se opusieron a él. De hecho, cuando otros intentaron defenderlo con violencia, Jesús respondió con un toque curativo (véase incidente de Pedro cortando la oreja del siervo, Lucas 22,50) y mencionó que los que viven por la espada morirá por la misma (Mateo 26,52).

En definitiva, a pesar de que él era inocente, Jesús fue condenado a muerte. Recibió violencia y venganza de los demás, de todo el mundo y de toda la historia, y lo dejó pasar a través de él. Haci mismo Él le quitó el poder. Él no le paso el odio, la sospecha, la envidia y la violencia a nadie más.

La violencia engendra violencia. Venganza no "balancea" la cuenta. La venganza no es un camino hacia la justicia. Sólo el camino de Jesús, el Cristo, nos llevará a la justicia, a la reconciliación y a la paz.


Paz, Fr. Andy